Este libro sostiene –motivado por argumentos bien fundamentados para un aprendiz de brujo, pero serio, informado, transparente y honesto– la tesis que la justicia es la evolución del instinto de conservación en el hombre artificial, reorganizado dentro del contexto de las civilizaciones en secuencias que permiten su evolución. En suma: la justicia no es un concepto abstracto o un ideal, sino una función fisiológica natural, consciente en los animales de la especie humana.
