En ese sentido, me gustaría subrayar que el universo narrativo presentado por Feliciano está referido al sur peruano como espacio geográfico donde se desarrollan las experiencias vitales que deben ser comprendidas desde la óptica particular de lo que se ha denominado “cultura andina”. En efecto, Puno, Cuzco, Abancay, Arequipa o Lima son los escenarios de estas historias que, a veces, lindan entre lo ficcional (narración inventada siguiendo las leyes y principios que gobiernan el mundo real) y lo fantástico (narración inventada donde uno o muchos elementos violan o transgreden las leyes que gobiernan el mundo real).
