De quién es la tierra, propone repensar la violencia política para otros espacios y tiempos como historia y memoria (ida y vuelta) recreativa. En Andahuaylas, la lucha por la tierra ha logrado anclarse en el recuerdo de los campesinos como una representación emblemática o una memoria festiva de triunfo, por encima de una memoria traumática de violencia de los años 80’ y 90’.
