Este libro hila ceniza sobre el huso que arde entre manos de viento, a ese fuego antiguo recurre la autora y nos inunda de recuerdos. Los temores pasan y son historia, los días se convierten en personas y es allí donde nace la esperanza para protagonizar una batalla que no termina con el amor sino empieza con la ternura. El olvido flota sobre un río de impaciencia y en el puerto se apagan las velas, en tanto el temor sopla hacia el mundo de las sombras. Sus versos desean descansar, pero el otoño con sus hojas amarillas, los mueve y colorea, se ata a ellos, al nombre que lleva cada ser humano, y permite que huella y sal humedezcan la espalda del tiempo y hable con melodía sobre la paz que ofrece.
